Excerpt from the book to be published “Reinforcing the Future Since 1948 ” by Valérie Lesage.
In the history of a company, some projects have an impact far beyond anything imaginable when the idea of participating in them first arose. Hibernia is one of these.
The first impact of the oil rig to be built off Newfoundland’s coast was to give AGF a major project in 1992, a year after the onset of a severe economic recession that plagued the construction market.
The second was discovering that AGF had the capacity to enter the international arena.
Four years in the making, Hibernia called for the production and installation of 105,000 metric tons to build the world's largest gravity structure housing an offshore oil drilling platform. And that platform had to withstand the impact of icebergs, which drift around it for part of the year. To date, Hibernia remains one of the largest reinforcing steel projects ever completed in Canada.
“I was thrilled to be part of this project,” recalls Serge Gendron. “At the time, it was the opportunity of a lifetime! We were very intrepid because, in reality, we might not have been as ready as we would have liked. There were 700 steel workers on this project: in comparison, no project in Canada in 2022 had more than 100. It was huge!”
For this project, AGF partnered with French companies that dominated the international market. The partnership meant that the giants bore the costs of the sizable payroll and steel procurement.
“I learned a great deal through this partnership. In particular, I realized that when comparing ourselves to the French, Norwegians, Americans and English Canadians, who were also working on the project, we were on equal footing. This gave me the confidence that we were capable of moving the company forward, without an inferiority complex,” says Serge Gendron.
Employees from Longueuil took pride in their involvement in Hibernia, since for some of them, who were nearing the end of their career, it would be the achievement of a lifetime. Workers needed to be recruited from across the country. Everything was done through networking. And some of the people hired for the project would stay with AGF for much longer, and then had the opportunity to work in Quebec, Alberta or even as far away as South Africa.
It would take a few more years before AGF ventured beyond Canada's borders. When opportunities arose, however, there was a confidence that anything was possible because the expertise had been built within the company.
Extracto del libro de próxima publicación "Porteur d'avenir depuis 1948" de Valérie Lesage.
En la historia de una empresa, hay algunos proyectos cuyo impacto es mucho mayor que cualquier cosa que puedas imaginar el día en que se te ocurre por primera vez la idea de participar. Hibernia es uno de ellos.
El primer impacto de la plataforma petrolífera que se construirá frente a las costas de Terranova fue dar a AGF un gran proyecto en 1992, un año después del inicio de una grave recesión económica que pesó mucho en el mercado de la construcción.
El segundo impacto fue el descubrimiento de la capacidad de AGF para entrar en la escena internacional.
Hibernia supuso cuatro años de trabajo y 105.000 toneladas métricas de acero de refuerzo que había que producir e instalar para construir la mayor estructura de gravedad del mundo que alberga una plataforma de perforación petrolífera en alta mar. Y esta plataforma tenía que resistir el impacto de los icebergs, que flotan a su alrededor durante parte del año.
Hibernia sigue siendo uno de los mayores proyectos de acero de refuerzo de Canadá.
"Me encantó participar en este proyecto", recuerda Serge Gendron. En aquel momento, ¡era el proyecto de mi vida! Fuimos muy audaces porque, en realidad, no estábamos tan preparados como esperábamos. Había 700 chatarreros implicados en este proyecto y, en comparación, ningún proyecto en Canadá en 2022 tenía más de cien. ¡Era gigantesco!
Para participar en este proyecto, AGF se asoció con empresas francesas que dominaban el mercado internacional. Gracias a esta asociación, no teniamos que cargar con los costes de la enorme masa salarial y el suministro de acero.
"He aprendido mucho gracias a esta asociación. Sobre todo, me di cuenta de que, al compararnos con los franceses, noruegos, estadounidenses e inglés-canadienses que también participaban en el proyecto, estábamos en pie de igualdad. Me dio la confianza de que éramos capaces de sacar adelante la empresa, sin complejos", afirma Serge Gendron.
Para Hibernia, los empleados de Longueuil vinieron a echar una mano, porque para algunos de ellos, al final de su carrera, era la realización de toda una vida. Luego tuvimos que contratar a trabajadores de todo el país. Todo se hizo a través de redes. Y algunos de los empleados contratados para el proyecto permanecieron en AGF mucho más tiempo, y luego tuvieron la oportunidad de construir en Quebec, Alberta o incluso en lugares tan lejanos como Sudáfrica.
Tuvieron que pasar algunos años más para que AGF se atreviera a aventurarse más allá de las fronteras de Canadá. Sin embargo, cuando surgieron las oportunidades, se confiaba en que todo era posible porque se había acumulado experiencia dentro de la empresa.
