Everyone feels sad from time to time – it’s a normal part of navigating the challenges and disappointments of everyday life. Sometimes it’s a reaction to the breakup of a relationship, a problem at work or a change in health. These feelings are very common.
Clinical depression is more than a low mood. It can affect a person’s thinking, relationships, ability to carry out family and work responsibilities and physical health. Clinical depression is different from normal sadness. It consumes thinking and day-to-day living, the ability to sleep, eat, work, study, interact with others and have fun. The feelings of helplessness, hopelessness and worthlessness can be intense; it can feel as if there is no relief and that these feelings will never end.
The causes of clinical depression are likely to be different for different people. Evidence suggests that many factors may play a part, such as biological and genetic factors, environmental, social and cultural influences and/or childhood or developmental events. Individuals may be more at risk for developing depression if they have a first-degree relative with depression (e.g., parent, sibling, offspring).There may also a be a psychological/emotional influence that stems from how they think of themselves, their level of self-esteem and their usual way of reacting to and thinking about things. Examples of environmental influences might include going through a divorce or losing a job. Any of these factors – alone or in combination – might make this person more vulnerable and put them at greater risk for developing depression than someone who does not have such influences. Sometimes serious depression can appear suddenly and for no apparent reason, while other times it can follow significant life events such as trauma, chronic illness and/or losing a loved one (e.g., grief).
The following symptoms continuously for more than two weeks may warrant seeking medical assistance or advice, such as talking to a health care provider (e.g., family doctor or mental health specialist). No single symptom is a diagnosis of depression. All of these symptoms should be taken seriously and can be treated:
Regardless of what causes depression, the most important thing is to recognize that it may be happening and to understand that professional help may be needed.
Antidepressant medication and psychotherapy may be very effective treatments for depression. Medications are typically prescribed by physicians and psychiatrists, while psychotherapy, or counselling, is provided by mental health professionals (e.g., psychologists or counsellors).
It is important to make sure the health care provider is licensed to practice and trained to treat depression and that self-care and treatment/therapy recommendations are continued between sessions.
Maintaining adequate nutrition, regular physical activity and sticking to a proper sleep schedule may help relieve tension, and make a person less vulnerable to depression and mood changes.
Here are some self-care activities that may help relieve symptoms of depression, prevent depression from recurring and help other treatments work more effectively.
Stick to a regular sleep schedule:
Stay active:
Keep up with proper nutrition:
It is always easier to make positive lifestyle changes with the support of others. Involving friends and family in a “get-better” plan may be helpful if you are comfortable discussing your goals and treatment plan. For example, exercise with a friend, make healthy recipes for the entire family at mealtimes and participate in group activities.
(FRAGMENTO DE LA SERIE DE DOCUMENTOS SOBRE LA SALUD MENTAL PUBLICADOS POR MANUVIE)
Numerosas personas deben adaptarse cada día a la constante pesadumbre y otros síntomas que caracterizan la depresión. Sin embargo, ¡hay esperanza! Con un tratamiento, apoyo y las medidas adecuadas, podemos deshacernos de la depresión y volver a tomar las riendas de nuestra vida.
Es normal sentirse triste de vez en cuando ya que la vida está llena de dificultades y de decepciones. Podemos sentirnos afectados por una ruptura, un problema en el trabajo o un deterioro de nuestro estado de salud. Se trata de situaciones muy comunes. La depresión clínica va más allá de este estado. Puede influir la manera de pensar, las actividades cotidianas, las relaciones con los demás, la capacidad de cumplir con las responsabilidades familiares, escolares y profesionales, y la salud física. Le depresión clínica es diferente de la simple tristeza. Los sentimientos de impotencia, de desesperación y de desvalorización que provoca pueden ser intensos: podemos tener la impresión de que no existe un alivio posible, ninguna luz en el horizonte. Las causas de la depresión clínica son con frecuencia diferentes dependiendo de la persona. Los estudios indican que muchos elementos entran en juego, incluyendo factores biológicos y genéticos, la influencia del medio, de la sociedad, de la cultura, así como los eventos que ocurrieron en la infancia o en una cierta etapa del desarrollo.
Las personas con un familiar de primer grado (padres, hermanos, hijos) que padezca depresión pueden ser más vulnerables. También puede haber causas psicológicas o afectivas relacionadas a lo que pensamos de uno mismo, a la autoestima, a la manera usual de reaccionar ante las diferentes situaciones y de ver las cosas. Por su parte, la influencia del medio puede manifestarse especialmente con un divorcio o la pérdida de un empleo. Estos factores, solos o combinados, pueden incrementar la vulnerabilidad de una persona a la depresión e incrementar el riesgo de padecer de ella. Algunas veces, una depresión grave puede presentarse súbitamente, sin razón aparente, o después de un evento importante como un trauma, una enfermedad crónica o la pérdida de un ser querido.
Las personas que presentan los síntomas a continuación de manera continua por más de dos semanas deberían buscar ayuda, por ejemplo, con un profesional de la salud (como un médico familiar o un especialista de salud mental). Ninguno de estos síntomas son individualmente un signo de depresión; pero todos deben ser considerados seriamente y todos pueden ser tratados:
Sin importar las causas de la depresión, es necesario empezar por admitir que podríamos padecerla y comprender que podemos necesitar la ayuda de un experto.
Los antidepresivos y la psicoterapia son medios para tratar la depresión que pueden ser muy eficaces. Los medicamentos son generalmente recetados por médicos o psiquiatras, y los servicios de psicoterapia y de orientación psicológica son ofrecidos por profesionales de la salud mental (por ejemplo, psicólogos o consejeros). Es importante consultar a un profesional debidamente autorizado que tenga las competencias necesarias para tratar la depresión y, entre las consultas, seguir las instrucciones y los tratamientos recomendados.
Saber cuidarse a sí mismo
Alimentarse bien, hacer ejercicio regularmente y tener buenos hábitos de sueño son medios para reducir la tensión y para protegerse contra la depresión y los cambios de humor.
Las actividades siguientes pueden ayudar a disminuir ciertos síntomas de la depresión, a evitar las recaídas y a mejorar la eficacia de otros tratamientos.
Tener buenos hábitos de sueño
Estar activo
Conservar hábitos de alimentación sanos